Una de las fotografías más importantes de la final del mundial Argentina 1978,fue bautizada con el nombre de “El abrazo del alma”, tomada por Ricardo Alfieri, reconocido fotógrafo argentino.
Uno de los campos en el cual la fotografía periodística se ha destacado es en el deporte. La misma agilidad deportiva ocasiona que el fotoperiodista deportivo demuestre sus habilidades artísticas e informativas tanto como el jugador lo hace en el campo de juego. Si alguien lee la historia del deporte o de uno en particular, la imagen hace parte de tal de dicha lectura. En la fotografía deportiva, es posible apreciar la habilidad de demostrar la velocidad, la fuerza, la grandeza del equipo o del deportista, el fuerte sentido psicológico de la derrota o del triunfo, el ambiente festivo de los aficionados o su sensación de desilusión, la importancia del fotoperiodismo deportivo ha sido un proceso paulatino que viene desde la mera redacción de los eventos deportivos a la presencia obligada de la imagen para el relato.
Ricardo Alfieri (padre):
Nacimiento: | 27 de mayo 1912, Argentina.(Barracas) |
Él desarrolló su trabajo en la Editorial Atlántida, sobre todo en los deportes de la revista "El Gráfico". Se consideraba un poeta de la imagen, y recibió premios nacionales e internacionales por su importante labor.
Muerte: | 28 de julio de 1994, Argentina.
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Ricardo (hijo) y Mauro (Nieto) Alfieri cuentan la vida de Ricardo Alfieri (padre):
“Mi viejo era de 1912. Antes de los 18, entró en editorial Atlántida como linotipista y a los 23 ó 24 logró pasar a fotografía, a costa de ganar menos pero cumpliendo un sueño. Eran otros tiempos, El Gráfico era una institución y sus fotógrafos eran tratados como personalidades. Con todas las modificaciones del caso, ese prestigio duró hasta comienzos de los 80”
“Cuando no había televisión, e incluso hasta muchos años después de su aparición, El Gráfico era uno de los pocos medios de prensa que mandaba enviados especiales a todas las canchas y a cubrir los partidos de equipos argentinos en el extranjero. Hoy las fotos de El Gráfico compiten con la televisión y los numerosos suplementos deportivos de los diarios. Pero, hasta hace veinte años, la gente veía el fútbol a través de los ojos de los fotógrafos de El Gráfico".
"Si Boca, por ejemplo, jugaba en Brasil por la Copa Libertadores, como no se televisaba y los diarios no lo cubrían directamente, la gente se enteraba de que Boca había jugado con otra camiseta cuando veía las fotos en El Gráfico”
“Las cámaras y todo el equipo eran grandes y muy pesados. No había máquinas de motor, que pueden sacar secuencias enteras con un solo disparo. Y los materiales eran muy caros. De cada partido de los Juegos Panamericanos, por ejemplo, mi viejo podía hacer dos o tres tomas. Había que ubicarse muy bien en la cancha y saber mucho del desarrollo del juego para intuír cuándo quemar esos pocos cartuchos”.
El hombre que tal vez sea el fotógrafo con más mundiales a cuestas (“Para mí, este será el octavo y, entre mi viejo y yo, cubrimos todos los mundiales desde 1962, salvo el de México en 1970 ya que, como la Argentina no lo jugó, El Gráfico no lo cubrió”)
Y confiesa que, antes que los misterios técnicos del oficio, lo atrajo el mundo ancho y variado al que su padre (que no sólo era fotógrafo de El Gráfico sino también de las otras publicaciones de Atlántida) tenía acceso: “Me fascinaba que un día viniera de hacer fotos al presidente de la Nación y al día siguiente tuviera que fotografiar a un linyera”.
-Hoy en día tanto Ricardo (hijo) como Mauro siguen los pasos de Alfieri padre, destacándose en los eventos deportivos con fantásticas fotos para revistas como “El Grafico”.
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A la derecha Ricardo Alfieri. |
Foto tomada en 1972.Alfieri participó de una de las grabaciones de Tita merello, en los canales 7 y 13, contaban con la compañía de Hugo del Carril.
El hincha que abrazó con el alma a Fillol y a Tarantini
Víctor Dell'Aquila se hizo famoso por la foto que tomó Ricardo Alfieri (padre) en la final del 1978; hoy disfruta de los mundiales y del fútbol que lo ayudó a superar la amputación de sus brazos cuando tenía 12 años.
Se habían jugado los 30 minutos adicionales tras el empate en un gol. Ya Mario Alberto Kempes había marcado su segundo tanto del partido y Daniel Bertoni aportado el suyo para la victoria final de la Argentina sobre Holanda por 3 a 1. El árbitro italiano Sergio Gonella había pitado el final del partido y consagrado al equipo nacional como el campeón del mundo. Era una la tarde fría del 25 de junio de 1978.
Alberto Tarantini se dejó caer sobre el césped del estadio Monumental. Se persignó de rodillas y luego corrió hacia donde estaba Ubaldo Fillol. segundos después apareció Víctor Dell'Aquila con las mangas de su pulóver acompañando el compás de su carrera. El hincha se fundió en un abrazo con el defensor y el arquero campeones. Nacía "El abrazo del alma".
"Terminó el partido y salí corriendo a buscar a Tarantini. Cuando lo encuentro lo veo cerca de Fillol, los vi a los dos abrazados y compartí ese momento histórico. Nos abrazamos los tres", recuerda hoy Víctor, 33 años después y con la foto que inmortalizó el recordado Ricardo Alfieri (padre) y que le obsequió personalmente. "Con todo cariño le dedico a Víctor mi mejor foto del Mundial 78. Ricardo Alfieri", dice la dedicatoria. El fotógrafo sabía que tenía una imagen histórica. Tal vez, la más recordada de la consagración argentina. Por eso lo buscó hasta encontrarlo en su casa de Solano, luego de rastrearlo entre los asiduos concurrentes a la Bombonera, donde Víctor, colgado de los paravalanchas, pasaba los domingos de fútbol.
La historia de Victor :
Víctor sufrió la amputación de sus dos brazos cuando tenía 12 años luego de un accidente en el que pudo morir electrocutado. Su abrazo con el alma y el oportunismo de Alfieri lo convirtieron en un hincha especial, aunque él no lo siente así. "Tuve la suerte de vivir ese momento histórico, pero yo estaba festejando un Mundial, nada más. Cuando festejé sólo le di valor al triunfo, no fui mucho más allá", responde.
Después del accidente, cuando sólo era un niño, tuvo que aprender a vivir de nuevo. "Yo le dije al médico '¿para qué me deja vivir?', y el me respondió: 'vos le tenés que devolver la vida a tu vieja' y eso fue mi mejor ayuda psicológica".
¿Se hizo famoso? No mucho. Sólo apareció en varios libros y revistas y le hicieron algunas notas televisivas. ¿Hizo dinero con la foto? Tampoco. Vive en una casa sencilla en Solano, con su esposa Gilda y sus hijos Mariano y Víctor, con un lindo auto -que pudo comprar con licencia de discapacitado- y rodeado de camisetas, trofeos y fotos con ídolos de Boca, como Diego Maradona.
Hoy en día disfruta de la selección y de los mundiales aunque ninguno como el de 1978. Dice ser un hincha más, aunque siempre será el hincha que abrazó con el alma.